Educación sexual. Antídoto contra las disfunciones

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Educación sexual. Antídoto contra las disfunciones

La educación. Base del desarrollo.

Hasta aquí seguramente estemos todos de acuerdo. Sin educación no hay progreso.

La educación no es solo la transmisión de conocimientos en una sociedad. La educación es pues, un proceso complejo mediante el cual, se transmiten conocimientos, sí pero, también valores, principios, costumbres, actitudes, hábitos…

Educamos incluso cuando no lo estamos haciendo de forma intencionada. De hecho, gran parte de nuestro aprendizaje procede de los momentos más comunes. En esos momentos en los que incluso apenas somos conscientes, seguimos educando. La manera en la que nos relacionamos, cómo nos movemos, el lenguaje que usamos, los comentarios y las reacciones más espontáneas, las muestras de afecto, los silencios, las preguntas no contestadas…

Si todos coincidimos en la importancia de recibir una buena educación, ¿por qué dejamos al margen la educación sexual? ¿No es importante? ¿Acaso el conocimiento en esta ocasión aparece por generación espontánea?

Muchas de las disfunciones sexuales se podrían prevenir con una buena educación sexual. Educando en inteligencia sexual.

 

🔍 Si te interesa profundizar en una de las dificultades más comunes pero menos habladas, aquí te contamos cuáles son las causas más frecuentes de la falta de deseo sexual en hombres y cómo abordarlas desde la sexología clínica.

 

Seguimos creciendo con mensajes ambivalentes. Por un lado, nos alientan a buscar el placer, exprimir la vida al máximo en búsqueda de emociones positivas y por otro lado, nos hablan de sexo desde el miedo, desde la genitalidad. Enseñándonos los riesgos y la importancia de la prevención de las ETS y los embarazos. Reducimos la sexualidad al coito, olvidándonos por completo de toda su amplitud. Olvidándonos del autoconocimiento sexual, del respeto, del deseo, del placer, de la seducción, de la intuición sexual, de la comunicación…

Fijaos, crecemos con una concepción del sexo no muy alejada a la que nos transmitía El Bosco en El jardín de las delicias. La obra data alrededor de 1500. Ya ha llovido.

El pintor divide el interior de su obra en tres partes. El paraíso, la lujuria y el infierno. Así, representa la decadencia del ser humano. Se puede apreciar tanto en las imágenes como en su paleta de colores. Tonos claros y luminosos destinados al paraíso donde vemos la pulcritud de la creación de Eva y en cambio tonos oscuros y apagados para el infierno. Donde el ser humano es condenado por haber sucumbido a los placeres carnales, asociando así el disfrute sexual al descontrol y la lujuria.

El mensaje queda claro. Se asocia el sexo a algo prohibido. ¿Esto es lo que queremos seguir transmitiendo?

Personalmente, desde la sexología clínica apuesto por seguir hablando de sexo sin tabúes. Poder educar y vivir la sexualidad desde el “paraíso”. Sin prejuicios, sin miedos, sin prohibiciones ni castigos. Ayudando a que cada uno encuentre sus respuestas desde la absoluta libertad.

Lo que podríamos cambiar con una buena educación sexual…

Y recuerda, si tienes algún tipo de dificultad podemos ayudarte.

SARA G. GARCÍA

Sara G. García; Psicóloga, Sexóloga Clínica y Terapeuta de Pareja (CV-12416).
Es Licenciada en Psicología con habilitación sanitaria y ha complementado su formación con estudios en trauma, apego y terapia EMDR.

Además, acompaña procesos de ansiedad, autoestima, ruptura traumática y dependencia emocional. Actualmente continúa su formación en terapia sistémica familiar para ampliar su mirada terapéutica.

Como fundadora y coordinadora de SARA RENART, ha creado un espacio de atención psicológica con un enfoque integrador centrado en la persona.